Determinar el sexo no es en absoluto fundamental para un pájaro de compañía. Su loro no tendrá nada contra usted si lo llama « Arturo » y ¡resulta ser una hembra!
En cambio, esto se vuelve determinante si desea sumar una pareja a su protegido para eventualmente dejarlos reproducirse. Descubra las diferentes técnicas utilizadas comúnmente.
Lo más frecuente es que no haya dimorfismo sexual, aún si ciertas especies tienen signos más o menos evidentes para diferenciar un macho de una hembra.
El macho es, en general, ligeramente más grande que la hembra, pero no es siempre el caso.
Existen 2 técnicas: la endoscopía, reservada para las parejas de valor destinadas a la reproducción, y el ADN, menos invasiva, pero un poco menos fiable.
No se asuste, la mayoría de las aves macho no tienen órgano sexual externo, todo pasa en el interior, no tienen falo. En cambio, tienen dos testículos. Las hembras, un racimo ovárico que se puede ver fácilmente con la endoscopía. Pero ¿cómo hacen para copular?, me preguntará usted. Pues bien, es muy simple; la hembra desplaza su cola a un lado y el macho se sube a la hembra. El macho apoya su cloaca contra la de la hembra y le transmite su esperma. El proceso puede durar medio segundo.
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